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ORIONES
Algunas fuentes consultadas, afirman que ciertas entidades “negativas” han sido asociadas con algunas de las estrellas de la constelación de Orión. Otras fuentes, sin embargo, afirman que la Nebulosa de Orión sería una especie de “portal cósmico” hacia el “infinito” o “Reino del Creador”. Que trasciende al universo y, aún más allá, al espacio-tiempo-materia.
Al parecer, existe un nutrido grupo de astrónomos que afirmarían que una colosal “luz”, de tonos multicolor y bellos reflejos, habría emergido de dicha nebulosa y estaría en curso de colisión con el planeta Tierra, aunque a una velocidad bastante lenta. A ese paso, cualquier cosa que pudiera ser esa enigmática “luminaria”, o posible “estrella de neutrones”, chocaría con nuestro planeta en aproximadamente unos 200 años.
¿Podría esto tener algo que ver con la profecía dada en Revelación 21? Puesto que los Draconianos están tratando de conquistar los “cielos”, podrían haber hecho vanos intentos de cruzar la “Puerta de la Eternidad” e interceptar la “temible” luminaria (“Guerra en el Cielo”, entre Miguel y el Dragón).
Esto podría explicar la presencia de seres draconianos en la constelación de Orión, aunque ciertos grupos de “humanos” también habrían mostrado una gran curiosidad por la “Puerta de la Eternidad”.
Orión, en si misma, sería la base de un imperio reptiloide-gris, al que se refieren como el “Infernal Seis”, que habría estado trabajando desde la estrella Némesis, en nuestro sistema galáctico.
Gran parte de los “planetoides”, que han entrado a este sistema y que han sufrido “alteraciones notables” en sus cursos, procederían de dicha estrella. Y, más concretamente, del Imperio Draconiano de Orión.
La civilización de Orión es una de las pocas que evolucionaron hacia un estado de avance tecnológico, mientras estaban todavía en un estado de permanente conflicto espiritual. En dicho conflicto, tomaban parte dos grupos claramente definidos. Por una parte, estaría el lado negativo, que creían en el concepto de servirse a sí mismos. Entendían que si se servían a sí mismos, el “todo” también estaría servido. Algo, que al final, acabaría por reflejarse en la búsqueda del dominio sobre los demás seres. Y, por la otra, los del lado positivo, más espiritual, que sostenían el ideal de estar al servicio de los demás.
¿Les parece esto familiar? Es exactamente el mismo conflicto que pudo haber ocurrido en la Atlántida, entre los hijos de Belial y la “Ley de Uno”. Y es, justamente, el mismo conflicto que se está viviendo en nuestro mundo actual. ¡Ahora mismo!
¿Esta usted al servicio de sí mismo y de su ego? O, por el contrario, ¿le sirve a Dios? Este conflicto, en Orión, habría tenido lugar durante grandes periodos de tiempo, de la manera más destructiva y perturbadora posible. Se habrían formado tres grupos. A saber: Los “Dominadores”, las “Víctimas” y la “Resistencia”. Los primeros, serían del Imperio de Orión. Y, la “Liga Negra”, habría sido la resistencia ante la maligna dominación llevada a cabo por ese imperio.
La película, “La Guerra de las Galaxias”, se basa precisamente en el conflicto vivido en Orión. El Imperio procuró la dominación mental, emocional y tecnológica de sus enemigos. E, incluso, ideó modos de control con artes psíquicas para llevar a cabo sus malvados propósitos. Al parecer, había un gran Avatar espiritual, que logró el despertar de la gente de Orión a la Ley del Amor y el Perdón.
Esto, facilitó el comienzo de un despertar en masa de dicha civilización. Pero, aún hoy, existen partes del sistema de Orión que se mantienen en la oscuridad, tratando de imponer sus dominios allá a donde van. Una de las razas que lucha por la dominación del sistema de Orión, es la raza reptiliana.
Los oriones positivos, que están visitando la Tierra, están contribuyendo con su avanzado poder mental en el suave desarrollo de sistemas de organización en nuestro planeta. Estos oriones vibran y resuenan en el color amarillo, e irradian esta frecuencia a la Tierra con el propósito de estabilizar los poderes intuitivos dentro de la conciencia humana.
El Comando Ashtar, en cierto sentido, sirve como una especie de policía celeste, y habrían puesto su mira en un grupo llamado los “Deros”, del espacio interior de Orión, que debe ser completamente acordonado. Así que cuídese de cualquier cosa que tenga que ver con la Nebulosa de Orión.
PLEYADIANOS
Según informaciones provenientes de presuntos contactados, el principal planeta de estos seres, “Erra”, estaría siendo “terraformado” en la actualidad por antiguos refugiados de la constelación de Lyra. Aunque estos, tendrían su base principal en el sistema pleyadiano de “Taygeta”
Humanos, rubios, en algunos casos morenos, pero siempre de tipología “nórdica”. Habrían extendido sus dominios hasta otros sistemas planetarios, gracias a la colonización llevada a cabo por miembros de esta estirpe, que buscaron refugio en ellos tras ser invadidos sus antiguos planetas por entidades reptiloides, procedentes de Thuba, en Alpha Draconis.
Los “Pleyadianos” afirman que su tecnología supera a la nuestra en unos 3.000 años. Algo que, bien podría explicar, como los humanos de Lyra fueron capaces de atravesar las vastas distancias que los separaban de las Pléyades y llevar a cabo su colonización.
Se consideran a sí mismos, como parte de lo que llaman el “Concilio de Andrómeda”, una coalición formada por algunos de los sistemas planetarios pertenecientes a la constelación del mismo nombre.
Fueron, al parecer, la primera sociedad de “humanoides” que logró desarrollar los viajes al hiperespacio. Una curiosidad: se cree que el gobierno de los Estados Unidos sabe cómo atisbar el hiperespacio, desde que efectuó el “Experimento Filadelfia”, en la década de 1940.
PROCYONIANOS
Es uno de los grupos extraterrestre más positivos que existen. Provienen de Procyon, una estrella binaria de tonalidades blancas y amarillas, que se levante frente a Sirio, en la constelación del Can Menor, a unos 11.4 años luz de la Tierra.
Apodados como los “Suecos”, son de naturaleza humanoide y con cabellos muy rubios, casi blancos. Los “Procyonianos” practican la filosofía de servir a los demás, antes que el servicio de sí mismos.
Tienen una fuerte actitud espiritual, muy positiva, hacia los humanos de la Tierra. Tanto, que al parecer, se habrían entrecruzado con nosotros en varias etapas de nuestro desarrollo evolutivo. Esto, se habría hecho con un propósito mucho más noble que el de los grises y los reptilianos, de quienes siempre habrían tratado de protegernos.
Están aquí para ayudarnos a que nos ayudemos a nosotros mismos, respetando totalmente nuestro libre albedrío.