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Recreación del dantesco escenario del “invierno volcánico” tras el estallido del supervolcán de Yellowstone
Recreación del dantesco escenario del “invierno volcánico” tras el estallido del supervolcán de Yellowstone

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Esta carta, ha comenzado a circular por la red de redes, recientemente. Haciéndose sumamente popular en muy poco tiempo.

La misma, al parecer, pertenece a un profesor de física de una nación de Sudamérica, que dotado con el don de la clarividencia, ha profetizado su propia muerte. Y, lo que es peor aún, también la nuestra.

En la misma, el físico nos describe el macabro escenario del apocalíptico fin de gran parte de la humanidad. Y, va más allá. Además de describirnos como se producirá el mismo, éste, nos indica la fecha exacta en que dicha catástrofe tendrá lugar.

A continuación, transcribimos la carta del supuesto vidente, en espera de que sus fatales premoniciones jamás se vean cumplidas...

“Mi nombre, es Venturo de Galiano. Soy físico de profesión, de 56 años, soltero y, gracias a Dios, jamás tuve hijos.

A pesar de mi profesión, mi contacto con el mundo de lo espiritual ha sido bastante profundo.

Quizá, podría parecerles paradójico que un hombre de ciencias pueda abrir su mente a experiencias de tipo religioso o de tipo paranormal. Pero, créanme, es algo más común de lo que podrían imaginar.

Mi experiencia personal, esta basada única y exclusivamente en el poder de la clarividencia. No es algo que yo haya buscado, siempre estuvo ahí. Desde niño.

Todos, poseemos la capacidad de desarrollar el poder de la videncia natural, ya que se cree que éste se encuentra en el interior de nuestro ser, dormido. Pero, muy susceptible de ser despertado, E, incluso, se han desarrollado distintos métodos para lograr avivarlo.

Si bien, hoy por hoy, la videncia natural es uno de los fenómenos más estudiados dentro del ambiente de la parapsicología, es sabido que desde tiempos antiguos existen personas dotadas con esta habilidad, que en algunos casos decidían dedicarse a ayudar a sus comunidades y pueblos a cambio de comida, leche o dinero. Generalmente, estas personas solían ser consultadas tanto por plebeyos como por gente de la realeza y, hasta el día de hoy, la videncia natural es un fenómeno que ha ayudado a muchas naciones en los tiempos más difíciles.

Debo decirles, que este poder me ha traído grandes alegrías, pero también grandes penas. Es más, para ser honesto, debo admitir que han sido más las penas que las alegrías. Es triste estar hablando con alguien y saber que este te va a traicionar en pocos días. O, querer a alguien con locura, como a un padre o a un hijo, y saber de antemano cuando esa persona va a fallecer.

Y, algunas veces, incluso puede llegar a ser aún más duro. Algunas veces, y créanme que no es nada agradable, nos toca ver cómo va a ser nuestra propia muerte y, lo que es peor, las circunstancias en que esta ha de acontecer.

Lamentablemente, hoy, me ha tocado vivir esa experiencia. La dura y cruel videncia de mi propia muerte. Una experiencia para la cual, sin saberlo, me he venido preparando desde el mismo instante en que nací. Porque, la misma, indefectiblemente algún día tendría que llegar.

Mi formación científica, me ha permitido tener una visión particularmente diferente de las videncias que me han tocado experimentar. Jamás, he interpretado ninguna de mis premoniciones desde una óptica de religiosidad, superchería o fanatismo de cualquier índole. Y, jamás, he hecho publicidad de las mismas o tratado de negociar con ellas.

Debo aclarar que, generalmente, las mismas siempre han estado asociadas a hechos, seres y sucesos ligados a mi persona. A mi intimidad. Por ende, siempre las he considerado de carácter estrictamente privado y he procurado mantenerlas siempre en ese ámbito.

Hasta hoy…

Ha sido una videncia terrible, que no pasaría de ahí, sino no fuera por el alcance y la gravedad de la misma. Una premonición que abarca más mucho allá de mi ámbito personal y se convierte en toda una profecía para el resto de la humanidad. La comunicación de un suceso que afectará no solo a mi persona, sino también a todos y cada uno de los seres vivos del planeta.

Sí, con esto quiero decir que el día de mi muerte, será también el día de vuestra muerte.

La Tierra, ha venido sufriendo cambios a lo largo de los últimos milenios, que la llevan a completar ciclos que en su comportamiento como planeta se han venido repitiendo desde el inicio mismo de los tiempos.

Gaia, ha venido dando claro aviso de estos cambios, que nos dirigen lenta pero inescrutablemente hacia el final de esos ciclos y, más específicamente, al final de uno de esos ciclos en particular.

Un gigante lleva dormido más de 640.000 años y está a punto de despertar. El ciclo del mismo está tocando a su fin.  Me refiero al supervolcán más grande de América del Norte, el supervolcán de Yellowstone.

Los científicos sabemos, claramente, que es inevitable que uno de estos colosales volcanes vuelva a estallar en el futuro. Podría ser mañana, en cinco décadas o en veinte siglos; pero, también, hemos sabido que cuando lo haga, la devastación va a ser inimaginable.

Mi muerte, y probablemente la suya, no va a acontecer como consecuencia directa de esta explosión. Vivo en Sudamérica, a muchos kilómetros de distancia del mismo. Y usted, quizá ahora mismo, se encuentre sentado en el salón de su casa leyendo esta carta por Internet, en las afueras de una bonita ciudad europea. No crea, que por estar tan lejos del epicentro de esta catástrofe, se va a librar de las consecuencias de la misma. Y, lo más lamentable, es que no podemos hacer nada para evitarlo.

Yellowstone ha iniciado la cuenta atrás para una próxima erupción de escalas colosales. Durante los últimos meses, ha presentado una creciente y preocupante actividad sísmica. De hecho, importantes Universidades norteamericanas han advertido que nunca habían visto nada igual en todos los años que llevan observando la actividad sísmica alrededor de la Caldera de Yellowstone.

Pero, ¿cuál es el escenario que nos va a tocar vivir? Bueno, La explosión del supervolcán de Yellowstone va a tener una fuerza mil veces más poderosa que la erupción del volcán más potente que haya conocido nuestra civilización. Una erupción tan grande, que dejará dos terceras partes de los Estados Unidos completamente destruidas.

Millones y millones de personas morirán en el acto, y otros tantos se verán forzados a abandonar sus hogares y huir. Pero, de nada les ha de servir. La erupción arrojará por los aires una capa de ceniza volcánica a cientos de kilómetros de altura, que al volver a depositarse sobre la superficie del planeta, dejará una gruesa capa de la misma esparcida a miles de kilómetros de distancia.

Mi muerte, y la suya, vuelvo a repetirlo, sobrevendrá tras el inicio del “invierno volcánico” que causará la erupción, y que enfriará radicalmente el planeta. Las temperaturas globales se verán reducidas en varias decenas de grados. Esto, ya ha sucedido en el pasado. El hombre sufrió un invierno volcánico hace unos 74.000 años, por culpa del volcán indonesio llamado Toba, que redujo considerablemente el número de seres humanos.

Toda, absolutamente toda, la vegetación del planeta y, por consiguiente, todos los animales, tanto herbívoros como carnívoros, además del propio hombre, sufrirán las consecuencias de este proceso. La pirámide alimenticia se verá rota y las fuentes de agua potable contaminadas.

Los sobrevivientes a la catástrofe vagarán por la Tierra en la búsqueda de alimentos y algo de beber, en un dantesco peregrinar que jamás habrían deseado vivir. Atrás, irán quedando los cadáveres mutilados, de aquellos que no pudieron seguir luchando.

Un pequeño grupo de sobrevivientes, se salvarán de forma natural tras el caos. Pero, tras su titánica lucha, serán aniquilados por las elites políticas y económicas, que tras protegerse en los inmensos búnkeres que han construido bajo tierra, emergerán con toda la parafernalia militar que poseen, para volver a tomar el control de aquello que según ellos les pertenece. 

Mi muerte, ocurrirá un gélido día de julio. El 22 de julio, para ser más exactos. Tan sólo 123 días después de producirse el estallido del supervolcán de Yellowstone. ¿El año?, 2...”.

El que tenga inteligencia, calcule…

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