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El peregrinaje del robot Curiosity, por el cráter Gale, comenzó el día 6 de agosto del año 2012
El peregrinaje del robot Curiosity, por el cráter Gale, comenzó el día 6 de agosto del año 2012

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Hay un robot humano en Marte, del tamaño de un vehículo todoterreno, que va emitiendo rayos láser por todo el planeta. Su luz, concentra la potencia de un millón de bombillas en un único punto milimétrico, lo que le permite analizar distintas rocas a distancia.

Esta técnica abre una ventana única a lo que pudo acontecer en el planeta hace miles de millones de años y, gracias a ella, el Curiosity acaba de hallar indicios de lo que podría ser la primera masa continental descubierta en Marte.

Los resultados, alcanzados a través del experimento ChemCam, que han sido divulgados en la muy autorizada revista Nature Geoscience, muestran que existen rocas marcianas con una composición muy similar a las de la corteza continental terrestre.

Este tipo de rocas forman la corteza continental de la Tierra, y poseen una composición muy distinta a las de la corteza situada bajo los océanos.

La actividad geológica fue clave para que la Tierra lograse desarrollar vida y los nuevos datos apuntan a que el planeta rojo gozaba de una actividad similar en el pasado, incluso, mucho más grande de lo que hasta ahora se pensaba. Proceso vital, en el caso de la Tierra, para conformar el planeta tal y como hoy lo conocemos.

El peregrinaje del robot Curiosity, por el cráter Gale, comenzó el día 6 de agosto del año 2012. En su camino, el robot se ha tropezado con algunas piedras, de un extraño color claro, y muy diferentes a los oscuros basaltos que abundan por toda la superficie del planeta rojo.

El origen de esas rocas de tonalidad blanquecina, señalan los autores del estudio, parece ser “una corteza de varios kilómetros de grosor”, que ha quedado expuesta, en parte, en la pared norte del cráter.

Tras achicharrar 22 de estas piedras con el láser y analizar sus componentes, los responsables de ChemCam aseguran que son ricas en feldespatos, lo que apunta a que tienen un origen magmático. De hecho, resaltan, su composición es similar a la de la corteza continental más antigua que se ha hallado en la Tierra.

Su existencia, implicaría que el planeta rojo tenía en su interior una actividad geológica mucho mayor de lo que se creía. De forma similar a lo que ocurrió en la Tierra, ese magma habría ido moldeando la corteza del planeta, hasta hacer aflorar la materia prima necesaria para la formación de los continentes.

El investigador del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM) y miembro del equipo científico del Curiosity, Jesús Martínez-Frías, señala la gran importancia de este nuevo hallazgo. “No es la primera vez que se sugiere la existencia de corteza continental, pero sí es la primera vez que se detecta y analiza in situ”, explica.

“Hasta ahora se asumía que en Marte había dos grandes placas, una mucho más fina en el hemisferio norte, que fue el fondo de un enorme océano, y otra más gruesa en el sur, donde se halla el vehículo”, apunta.

Este nuevo descubrimiento es realmente “muy importante”, aunque aún sea muy pronto para afirmar la existencia de "un gran continente", resalta Martínez-Frías.

Los datos revelan que el planeta no sólo es mucho más diverso en minerales de lo que pensábamos, sino que además estos fueron transformados por la acción del magma para dar origen a una gran diversidad de rocas. Esto, a su vez, tiene importantes implicaciones para la posibilidad de vida.

“Es esta vitalidad geológica la que crea, modifica y destruye ambientes, en los que la vida puede surgir y evolucionar”, explica Martínez-Frías.

Marte pudo ser muy semejante a la Tierra. Incluso, mucho mejor dotado en origen para dar inicio a la vida. De hecho, existe la posibilidad de que toda la vida en la Tierra provenga del planeta rojo. En todo caso, la existencia de actividad geológica refuerza las posibilidades del desarrollo de actividad biológica en Marte.

“Estamos, solamente, empezando a comprender el contexto pasado de esa diversidad geológica en Marte”, concluye.

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