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Koum, al centro, firmó el acuerdo de venta de WhatsApp en el lugar donde solicitaba ayuda para comer a los 16 años
Koum, al centro, firmó el acuerdo de venta de WhatsApp en el lugar donde solicitaba ayuda para comer a los 16 años

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Lo hizo a sólo un par de manzanas, apoyado en la puerta de un cristal de un edificio abandonado que antes solía ser la oficina de los servicios sociales del condado y que aún tiene la sombra de las letras despegadas. En los 90, cuando era apenas un adolescente, Koum hacía cola allí con su madre para solicitar la cartilla de ayuda pública para comer.

Este jueves, el nuevo multimillonario quiso que él, su colega Brian Acton y el inversor Jim Goetz oficializaran la venta de la empresa a Facebook allí. Se estima que a Koum le tocarían unos 6.800 millones de dólares.

El ucraniano llegó con 16 años con su madre a Estados Unidos desde un pueblo cerca de Kiev y huyendo de una vida en la que no había agua caliente en casa, no se podía hablar de política en público y los judíos eran discriminados. Su padre murió antes de que pudiera seguirlos. Su madre cuidaba de niños y el joven ayudaba en un supermercado.

El chico sobrevivía con trabajos por horas y la asistencia pública que recibió su madre cuando le fue diagnosticado un cáncer. Koum no era muy estudioso, pero aprendió informática con libros usados y miles de horas en chats de “hackers”.

Su madre murió en 2000, cuando Koum ya se había independizado. Trabajaba como ingeniero en Yahoo, donde conoció a Acton, cinco años mayor y que se convertiría en su mentor y amigo. Pronto empezaron a compartir horas jugando al “frisbee” y quejas por la obsesión de sus jefes con la publicidad.

Según Koum, por su infancia en Ucrania, siempre buscó la simplicidad y evitó estímulos molestos. Lo que más le llamó la atención de Estados Unidos al llegar es que “había mucho follón” en gran parte por “todo el ruido de la publicidad”.

En 2007, Koum y Acton dejaron Yahoo. Con sus ahorros, se dedicaron a viajar por Sudamérica y a intentar suerte con nuevos proyectos. Se presentaron a ofertas de trabajo en Facebook, pero la red social no los cogió.

En enero de 2009, Koum se compró un iPhone y empezó a debatir con amigos rusos sobre posibles aplicaciones. Su primera idea fue una aplicación de actualizaciones de estado para informar a los contactos de que alguien estaba ocupado. El día de su cumpleaños de ese año, el 24 de febrero, fundó WhatsApp. No tenía infraestructura y ni siquiera tenía claro el servicio.

La primera aplicación básica fue un juego entre amigos que funcionaba sólo a ratos. Koum estuvo a punto de abandonar la idea. Pero su amigo Acton consiguió los primeros inversores, antiguos colegas de Yahoo dispuestos a invertir 250.000. En 2011, Sequoia, el fondo de capital riesgo, invirtió ocho millones de dólares y el sistema se convirtió en la gran operación que, entre otras cosas, obligó a Koum a tener más vida pública.

El ucraniano es poco amante de la prensa. En noviembre de 2011, explicaba al “Financial Times” en su primera entrevista a un periódico: “Nuestras personalidades nos impiden buscar cobertura de prensa y atención”.

Ahora empieza a contar su historia, con pocos detalles seleccionados y conectados con las características de WhatsApp. “Crecí en una sociedad donde todo lo que hacías se espiaba, se grababa y se chivaba. Cuando era niño, tenía amigos que se metían en líos por contar anécdotas de líderes comunistas”, explica en el último número de la revista “Wired” para justificar su obsesión con recoger los mínimos datos posibles de sus usuarios. “Puedes leer “1984”, pero vivir allí era experimentarlo”, asegura. Acton dice que Koum es algo “paranoico”.

Al ucraniano también le gusta presumir del país que le ha acogido. “WhatsApp Messenger: hecho en Estados Unidos. La tierra de los libres y el hogar de los valientes”, “tuiteaba” el pasado mayo con la letra del himno americano.

Uno de sus últimos tweets está dedicado a Ucrania, con fotos de la violencia en las calles y un mensaje simple, sin meterse en el fondo de la cuestión: “Rezando por la paz y una solución rápida de la crisis”.

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