Redaccion | Abril 30, 2014
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Aunque sus métodos evolucionan, el viejo Satán regresa de vez en cuando escenificando sus números de toda la vida. Y el clásico, entre los clásicos, es el de introducirse en el cuerpo de una pequeña criatura, forzándola a expeler espumarajos por la boca.
El caso, es que el monseñor italiano, Angelo Scola, arzobispo de Milán, no está nada dispuesto a permitirlo. Por ello, ha multiplicado por dos la plantilla de exorcistas de su diócesis, de 6 a 12, y ha instalado un servicio de atención telefónica para ayudar a los posibles endemoniados. Este número, huelga decirlo, no contiene un triple seis.
Pero, en cualquier caso, no se trata de un asunto para tomárselo a broma, nos advierten desde la diócesis de Milán. “Los casos verdaderos son raros, pero haberlos, haylos...” Y, de ello, da fe el monseñor Angelo Mascheroni, obispo auxiliar y responsable desde 1995 del Colegio de Exorcistas.
En una entrevista, en la web oficial de la archidiócesis, comentó que: “cada vez son más las llamadas de feligreses que solicitan un nombre, un teléfono, algún lugar seguro donde poder sanar el sufrimiento de algún familiar o amigo al que consideran está poseído por el mismísimo Satanás”.
Muchos de ellos, han sido víctimas de personas sin escrúpulos que, bajo el disfraz de curanderos o brujos, les han sacado los cuartos a cambio de aliviar su gran sufrimiento. Es por ello, dice Mascheroni, “que decidimos el activar una centralita en la Curia, de lunes a viernes, de las 14:30 a las 17:00. Quien tenga esa necesidad, puede llamar y ha de encontrar a una persona que le indicará un contacto, en su zona, para evitarles largos viajes”.
Eso sí, el padre instó a sus exorcistas a que se lo tomaran con calma y que no se sobrecargaran de trabajo. Ya que, además de luchar contra el mal, deben seguir su labor de párrocos, diciendo misa y confesando.
Monseñor Mascheroni, dice que la función principal de sus exorcistas será la de escuchar, atender con serenidad a quienes sufren y dejarles claro que “el Señor siempre es más fuerte que el diablo”. Aunque no hay un retrato robot de quienes reclaman los servicios de un exorcista, hay personas jóvenes y ancianas, sin y con estudios.
Sí se da la circunstancia de que muchos suelen ver al maligno detrás de simples malas rachas, “el chico no va a la escuela, toma drogas, es rebelde”, o problemas más propios de la consulta de un psiquiatra.
El obispo dice que, a veces, llegan jóvenes asustados que, tras participar por diversión en ceremonias de espiritismo, creen que Satanás se enfadó y se les metió dentro. “Si lo hicisteis sólo por divertiros”, les tranquiliza monseñor Mascheroni, “el demonio no os tomó en serio. El demonio es una persona seria”.