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NOTICIAS | SOBRENATURAL
Existen fenómenos, explicables por la ciencia, que nos pueden hacer creer que nos está visitando un espíritu
Existen fenómenos, explicables por la ciencia, que nos pueden hacer creer que nos está visitando un espíritu

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En 1857, Allan Kardec, un pedagogo francés, editó “El libro de los espíritus”, el volumen fundacional del espiritismo moderno. Según Kardec y sus miles de seguidores, tras fallecer, nuestra alma sobrevive al cuerpo y asciende a un nivel superior de existencia.

Aunque los espíritus, por lo general, se mantienen ocultos a la mirada de los vivos, en ocasiones pueden entrar en contacto con nuestro mundo.

El espiritismo fue sumamente popular en la segunda mitad del siglo XIX, y no sólo entre las clases populares, en un principio más proclives a creer en las historias de fantasmas, sino también entre miembros de una alta sociedad, que asistía embelesada a las sesiones con médiums.

A principios del siglo XX, y después de que se destaparan numerosos casos fraudulentos, como el de las hermanas Fox, consideradas las fundadoras del espiritismo en los Estados Unidos, este tipo de creencias entraron en declive.

Pero, por extraño que pueda parecer, hoy en día gran parte de la población sigue creyendo que los fantasmas son reales.

Existen fenómenos que son totalmente explicables por la ciencia, que pueden hacernos creer que nos está visitando un espíritu. Según una encuesta sobre Actitudes y Creencias Religiosas, que fue llevada a cabo por el Centro de Investigaciones Sociológicas en 2002, el 20,2% de los españoles creen en la existencia de los espíritus. Una cifra, que aumenta enormemente en países como los Estados Unidos. Según una encuesta realizada este mismo año por YouGov, para el Huffington Post, el 45% de los americanos cree que los fantasmas existen.

Dejando cuestiones religiosas aparte, los científicos han podido demostrar, en una infinidad de ocasiones, la gran inconsistencia que guardan las teorías espiritistas.

Para ellos, está claro que los fantasmas no sólo no existen; sino que, además, hay numerosos fenómenos perfectamente explicables por la ciencia, que pueden hacernos creer que nos está visitando uno de estos espíritus. Y estos, son los más habituales.


1. Fallos cerebrales

En los programas de televisión sobre fantasmas es habitual escuchar al típico médium que ha visitado un antiguo campo de batalla y, tras pasar un par de noches en vela y a la intemperie, asegura haber visto cadáveres de soldados ensangrentados. Lo cierto es que en la mayoría de encuentros con los fantasmas estos no se limitan a aparecer de forma incorpórea, lo hacen con la ropa que llevaban en el momento de su muerte, ya sea una casaca soviética o un vestido victoriano. Y se aparecen de forma fugaz, como pequeños destellos. Es como si nuestro ojo tuviera una doble exposición por un breve momento.

Lo cierto es que los fantasmas nunca aparecen cuando llegamos al lugar en el que deberían supuestamente aparecer, se manifiestan cuando llevamos allí horas y horas esperando a que aparezcan. Y hay una razón para esto. Según Joe Nickell, investigador del folclore y miembro del Comité para la Investigación Escéptica, las visiones de fantasmas son en ocasiones una ilusión que produce nuestro cerebro cuando estamos cansados y tenemos la mente en blanco, en un estado cercano al sueño.

“Es una ilusión óptica”, explica Nickell en NBC News. “El párpado se contrae o un insecto vuela en nuestro campo visual y, momentáneamente, tenemos una visión mental. Es como si nuestro ojo tuviera una doble exposición por un breve momento”.


2. Parálisis del sueño

La parálisis del sueño ocurre cuando despertamos súbitamente de un sueño, pero nuestro cuerpo no lo hace. Somos perfectamente conscientes de que ya no estamos soñando, pero somos incapaces de mover un solo músculo.

Aunque nuestra vida no corre peligro, pues los músculos respiratorios siguen funcionando automáticamente, la situación genera una gran angustia, máxime teniendo en cuenta que suele estar acompañada de alucinaciones, en las que mucha gente cree ver fantasmas. No en vano, la mayoría de avistamientos de espíritus se dan en la madrugada, cuando es más habitual que suframos este tipo de trastorno del sueño. 


3. Intoxicación por monóxido de carbono

En 1921 el oftalmólogo William Willmer publicó una investigación sobre una casa encantada en el American Journal of Ophthalmology. El doctor investigó los sucesos ocurridos en la vivienda de la familia “H” (de la que no da el nombre real). Todos los miembros de la familia aseguraban que en la casa se escuchaban sonidos de portazos, los muebles parecían moverse y se oían pisadas en las habitaciones vacías.

Los niños sentían extrañas presencias y uno de ellos aseguraba haber sido atacado por un extraño. La madre, incluso, llegó a tener una visión fantasmal. Pasado un tiempo la familia se dio cuenta de que todas sus plantas habían muerto. Fue entonces cuando descubrieron que había un fallo en el horno de la vivienda, y que éste estaba expulsando gas. Willmer descubrió que la familia H sufría envenenamiento por monóxido de carbono.

La exposición a una dosis elevada de CO es letal, pero en pequeñas dosis puede provocar alucinaciones cuyo origen es difícil identificar. El monóxido de carbono (CO) es inodoro y es muy difícil de detectar. Las chimeneas, las calderas, los calentadores de agua o calefactores y los aparatos domésticos que queman combustible pueden producirlo cuando hay algún fallo en la instalación.

En 2005, una mujer fue atendida por los servicios médicos de emergencia, delirando y con hiperventilación, después de haber visto un fantasma en la ducha. Más tarde se descubrió que su nuevo calentador de agua había sido mal instalado y había inundado su casa con monóxido de carbono. Fallos como este podrían explicar numerosas historias de fantasmas.


4. Infrasonidos

Un laboratorio médico es un sitio bastante inusual para las apariciones fantasmales, pero en 1998 el profesor de la Universidad Coventry, Vic Tandy, llegó a pensar que quizás los creyentes en lo paranormal pudieran estar en lo cierto. Sus compañeros se quejaban de que notaban escalofríos, como si una presencia sobrenatural pasara a su lado rozándoles. La señora de la limpieza aseguró haber visto extrañas presencias por la noche y el propio Tandy tuvo que admitir que, una noche en que estaba solo, tuvo una alucinación.

En algunos lugares tradicionalmente encantados se sienten vibraciones propias de frecuencias sonoras imperceptibles para nuestro oído. Cuando Tandy empezaba a dudar de su profundo escepticismo, experimentó un nuevo fenómeno: “Al sostener una herramienta en la mano, ésta empezaba a vibrar”.

Entonces se dio cuenta que sólo se movía en el centro de la habitación, nunca a los lados. Y empezó a atar cabos. Descubrió que habían instalado un nuevo ventilador en el laboratorio que generaba una frecuencia de 19Hz, imperceptible para el oído humano, que detecta los sonidos a partir de los 20Hz, pero que provocaba extrañas vibraciones en el centro de la sala.

En un estudio publicado por el Journal of the Society of Psychical Research, al que llamó The Ghost in the Machine, Tandy calculó la frecuencia generada por el ventilador que, al rebotar en las paredes del laboratorio, confundía a los trabajadores con sus vibraciones. En cuanto el investigador apagó el ventilador desaparecieron los fantasmas.

Tiempo más tarde, Tandy llevo a cabo una serie de estudios de infrasonidos y pudo comprobar cómo en algunos lugares tradicionalmente encantados, como el Castillo de Edimburgo o el sótano de la Catedral de Coventry, también se hallaban presentes ondas bastante similares a las de su laboratorio.

Usted, ¿qué cree? Déjenos su opinión a continuación.

Actualizado el 22 de octubre de 2015
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