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NOTICIAS | CIENCIA
El autónomo, Duncan Steel, sugirió que podría tratarse de una “sonda alienígena, que visita periódicamente  la Tierra”
El autónomo, Duncan Steel, sugirió que podría tratarse de una “sonda alienígena, que visita periódicamente la Tierra”

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Conocido como el 1991 VG, fue visto por primera vez por James Scotti, uno de los astrónomos de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, en 1991. Y, desde entonces, ha desconcertado a sus colegas de medio mundo, debido a su extraña rotación y a su larga vida en el espacio.

Algunos expertos, sugieren que podría tratarse muy perfectamente de basura espacial, proveniente de una sección de los cohetes de la misión Apolo 12 de la NASA. Pero Scotti afirma, que los datos obtenidos en su estudio, niegan esa teoría.

Cuando el científico vio por primera vez el objeto, determinó que el mismo media alrededor de unos 10 metros de diámetro, y que habría pasado a unas 280.000 millas de la Tierra y, a poco más, de 50.000 millas de la Luna.

El objeto mostraba una rápida tasa de rotación y su resplandor era fluctuante. Un tipo de comportamiento, que hasta ese momento, no había sido visto en ningún asteroide de esas dimensiones. Además, el objeto mantenía una órbita que resultaba asombrosamente similar a la de la Tierra.

Una vez reunidos todos los datos, el astrónomo pudo darse cuenta de que era la segunda vez que aquel objeto no identificado pasaba bastante cerca de la Tierra. La primera, había sido en marzo de 1975.

Los asteroides no tienden a sobrevivir el tiempo suficiente o a permanecer en una misma órbita, de forma constante, como para acercarse a la Tierra por el mismo lugar en dos ocasiones.

“Hemos revisado la posibilidad de que sea un objeto hecho por el hombre y hemos encontrado partes de naves y cohetes espaciales que podrían haber dado origen al 1991 VG”, dijo Scotti en una entrevista. “Pero, al examinar más a fondo cada una de ellas, tuvimos que irlas tachando a todas de nuestra lista”, agregó.

También los hay que argumentan, que pueda tratarse de un cohete enviado al espacio por las autoridades de la antigua Unión soviética, que solían mantener sus lanzamientos ocultos al resto del mundo.

“Los soviéticos tenían cohetes tan poderosos como los de los norteamericanos. Y, eran muy aficionados a cubrir las cosas cuando iban mal. Además, estaban luchando de lleno por la conquista de la luna”, escribió un usuario de Reddit.

“Es muy posible que una misión rusa dejara olvidado este objeto”, asintió otro.

Pero, por si todas estas teorías no fueran suficientes, un astrónomo de nombre Duncan Steel, de la Universidad de Adelaida, añadía más leña al fuego al sugerir que podría tratarse de una “sonda alienígena, que visita periódicamente las proximidades de la Tierra, para observar nuestro planeta”.

Pronto, los foros de la conspiración se apoderaron de su teoría, sugiriendo que es la evidencia más fuerte que se tiene de actividad extraterrestre en las inmediaciones de nuestro planeta.

Aunque Steel declararía, posteriormente, que sólo había sugerido la teoría de marras con el fin de refutarla. Por lo que, realmente, nunca creyó que el 1991 VG fuera un objeto de origen extraterrestre.

Desde que James Scotti lo viera por vez primera en 1991, los astrónomos han descubierto que los asteroides, de menos de 100 metros, presentan una rotaciones realmente bastante rápidas. Por lo cual, el científico no descarta la posibilidad de que el 1991 VG sea realmente una roca espacial de origen natural.

“Una posibilidad real, sería que se pudiera tratarse de material expulsado durante un impacto lunar”, sugirió.

“Y cabe la posibilidad de que la fuerza Yarkovsky, causada por las emisiones térmicas de un objeto giratorio, empuje sistemáticamente el objeto durante un largo periodo de tiempo. Pero, sigue siendo todo un enigma”, concluyó.

Cuando este extraño objeto vuelva a aproximarse a la Tierra, en algún momento del verano de 2017, sólo podrá ser observado desde el hemisferio sur del planeta.

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