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Skull and Bones, la sociedad de la Universidad de Yale, que incluye a algunos de los hombres más poderosos del orbe
Skull and Bones, la sociedad de la Universidad de Yale, que incluye a algunos de los hombres más poderosos del orbe

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George Bush y John Kerry pueden parecer a simple vista muy distintos. Pero, comparten un secreto común. Uno, que han compartido por muchas décadas y que no revelarían nunca a sus electores.

¿El secreto? Su pertenencia a “Skull and Bones”, la élite de la sociedad de la Universidad de Yale, y entre cuyos miembros se incluyen algunos de los hombres más poderosos del pasado siglo 20.

Los “Bonesmen”, como se les llama, tienen prohibido revelar lo que pasa en el interior de su tabernáculo, una edificación sin ventanas ubicada en el campus de esa Universidad, al que llaman, tétricamente, la “Tumba”.

Cuando el programa “60 Minutos”, de la cadena CBS, informó sobre los Skull and Bones, los teóricos de la conspiración, que ven a la sociedad detrás de casi todo lo que va mal, incluso a nivel mundial, saborearon algo que era casi impensable: “La posibilidad de que dos Bonesman se enfrentaran por la presidencia de los Estados Unidos”.

Con los años, la sociedad ha contado con presidentes y funcionarios del gabinete, espías,  jueces de la Corte Suprema, grandes empresarios, muy a menudo sus hijos y, últimamente, sus hijas, una red social y política como ninguna.

El silencio en torno a esta sociedad había sido absoluto, hasta que una emprendedora graduada de Yale, Alexandra Robbins, logró penetrar el sólido muro de silencio con su libro “Secretos de la Tumba”, informó la corresponsal de CBS News, Morley Safer.

“Hablé con cerca de 100 miembros de Skull and Bones. Todos, cansados de la clandestinidad, razón por la cual querían conversar conmigo”, explica. “Pero, más del doble de ese número me colgó, me acosó o amenazó”.

Secreto o no, Skull and Bones le es tan esencial a Yale como los Whiffenpoofs, las mesas de un pub llamado Mory's y la mascota de Yale, un sempiterno babeante bulldog, muy simpático.

Skull and Bones, con todas sus reliquias y rituales macabros, fue fundada en 1832 como una versión del nuevo continente de las sociedades secretas de estudiantes, que eran tan comunes en la Alemania de esa época. Desde entonces, se ha elegido o “aprovechado” a sólo 15 estudiantes de último curso por año, que se convierten en patriarcas cuando se gradúan.

“Skull and Bones es tan pequeño... Eso hace que todo esto sea asombroso”, dice Robbins. “Sólo 15 personas al año. Lo que significa que, en un momento dado, sólo hay unos 800 miembros vivos”.

Pero, un gran número de Bonesmen han pasado a ocupar posiciones de gran poder, lo que Robbins dice es el propósito principal de esta sociedad secreta: “Conseguir el mayor número posible de miembros en posiciones de poder”.

“Ellos, tienen a muchas personas colocadas en posiciones de gran influencia”, dice Robbins. “Y, es precisamente por eso, que esto es algo de lo que deberíamos conocer más”.

El presidente Bush aprovechó a cinco compañeros de la sociedad discreta para unirse a su administración. Entre ellos, a William Donaldson, miembro de Skull and Bones en 1953, a quien nombró jefe de la Comisión de Bolsa y Valores. Al igual que el Presidente, habría tomado el juramento de silencio de la sociedad.

Ron Rosenbaum, autor y columnista del diario New York Observer, se ha obsesionado con descifrar el código secreto de la misma.

“Creo que hay una desconfianza profunda y legítima en los Estados Unidos, por el poder y los privilegios que están envueltos en el secreto. No se supone que esa sea la forma en que debemos hacer las cosas”, dice Rosenbaum. “Se supone que en los Estados Unidos tenemos que hacer las cosas abiertamente. Y, si cualquier sociedad o institución da a entender que hay algo oculto en su interior, debe ser legítimamente investigada”.

Su investigación es una obsesión de 30 años, que se remonta a los días en los que era compañero de clases de George W. Bush en Yale. Rosenbaum, “un nerd de pregrado”, como el mismo se describe, no era ciertamente un candidato a Bonesman. Pero él, se sentía fascinado por su rareza.

“Ahí está esa sepulcral masa granítica, de piedra arenisca, sin ventanas, que no te puedes perder. Y, yo, vivía al lado de ella”, dice Rosenbaum. “Pasaba cada día por delante de ella. Y, durante los ritos de iniciación, se podían oír extraños gritos y susurros provenientes de la Tumba de los Skull and Bones”.

A pesar de gastar toda una vida intentando colarse en el interior de la misma, lo mejor que Rosenbaum pudo lograr fue esconderse en la cornisa de un edificio cercano, hace unos años, para grabar una ceremonia de iniciación nocturna en el patio de la Tumba.

“Una mujer sostiene un cuchillo y pretende cortar la garganta de otra persona que yace tendida delante de ellos, mientras los demás le gritan y chillan a los neófitos”, dice.

Robbins describe que el elenco del ritual de iniciación parece escapado de “Harry Potter encuentra a Drácula”: “Hay un diablo, un Don Quijote y un papa que tiene un pie enfundado en una zapatilla de descanso con un monograma blanco de un cráneo de piedra. Los iniciados, son llevados a la habitación de uno en uno. Y, una vez que el iniciado esta en su interior, los Bonesmen comienzan a gritarle.

Finalmente, el nuevo Bonesman se pone de rodillas ante el Don Quijote y el resto de los miembros guarda silencio. Don Quijote alza su espada y golpea ligeramente al Bonesman en su hombro izquierdo y le dice: “Por orden de nuestra orden, os nombro caballero de Euloga”.

Hay un montón de supercherías, dice Robbins, pero todo ello significa mucho para todas las personas que están allí.

“Prescott Bush, abuelo de George W. Bush, y una banda de Bonesmen, robaron la tumba de Gerónimo. Tomaron el cráneo y algunas reliquias personales del jefe apache y los llevaron a la Tumba”, dice Robbins. “Todavía hay una caja de cristal dentro del recinto, me contó un Bonesmen, que guarda un cráneo al que todos se refieren como Gerónimo”.

“La preocupación por los huesos, la muerte, con los ataúdes, acostarse dentro de ellos o permanecer de pie alrededor de los mismos, creo que todo este tipo de cosas están diseñadas para significar que, y es muy cierto, la vida es corta”, dice Rosenbaum.

“Puede pasarla, si tiene un entorno privilegiado, disfrutando de la misma sin contribuir en nada. O, por el contrario, usted puede gastarla haciendo una contribución”. Y un gran número de Bonesmen han contribuido, desde William Howard Taft, el 27º Presidente de los EEUU, Henry Luce, el fundador de la revista Time y, W. Averell Harriman, diplomático y hombre de confianza de gran parte de los presidentes americanos.

“Lo que es realmente importante acerca de los años de estudiante de los Skull and Bones, a diferencia de las fraternidades, es que les dota de una especie de misión para el liderazgo moral”, dice Rosenbaum. “Y es algo que ellos pueden ignorar durante 30 años de su vida, como George W. Bush parecía hacer, con éxito. Pero, finalmente, volvió a la misma”.

George W. Bush, como su padre, y como su abuelo antes que él, se ha negado a hablar abiertamente acerca de Skull and Bones. Pero como Bonesman,  estaba obligado a revelar sus secretos más íntimos a sus compañeros iniciados.

“Se supone que deben contar toda su historia sexual en una habitación con poca luz. Los otros 14 miembros se sientan en sillones de felpa, y las luces se atenúan”, dice Robbins. “Y hay un rugiente fuego. Esta actividad se supone debe durar entre una y tres horas”.

Pero, ¿qué sentido tiene esto? “Creo que el punto del año en la Tumba es forjar un vínculo muy fuerte entre esos 15 nuevos miembros para que, tras graduarse, el traicionar a Skull and Bones signifique que tendrían que traicionar a sus 14 amigos más íntimos”, explica Robbins.

Uno no puede dejar de hacer algunas comparaciones con la mafia. El secretismo, los vínculos. Las predilecciones pueden ser un poco mayor por uno que por otro. Pero, todo el mundo sabe todo de todos; lo cual, es una forma de protección.

“Creo que Skull and Bones ha tenido un poco más de éxito que la mafia, en el sentido de que los líderes de las cinco familias deben pasar 100 años en la cárcel, y los líderes de las familias de Skull and Bones deben pasar entre cuatro y ocho años en la Casa Blanca”, dice Rosenbaum.

Los Bonesmen no se limitan al Partido Republicano. Incluso, miembros de otros partidos tienen colocados sus ojos en la Oficina Oval: el senador John Kerry, demócrata y Skull & Bones desde 1966.

“Es fascinante, ¿no? Quiero decir, una vez más, todo el pueblo dice: “Oh, estas sociedades no tienen importancia”. Y usted no ha podido encontrar a unos chicos tan privilegiados como estos en otro sistema”, dice Rosenbaum.

“Recuerdo un día, cuando era estudiante, estaba en el cuarto del libro de reservas de la Biblioteca de la Universidad de Yale, y John Kerry, que en ese momento se hacía llamar “John F. Kerry”, entró”

“Siempre ha habido un pequeño zumbido en torno a ellos”, agrega Rosenbaum. “Porque, incluso entonces, se le veía predestinados a cosas más elevadas. Fue jefe de la Unión Política de Yale, y ser parte de Skull and Bones fue visto como el elemento propiciador de ello”.

David Brooks, un comentarista conservador que ha publicado un libro sobre la dinámica social de la movilidad social ascendente, dice que “mientras Skull and Bones pueda seguir siendo una élite y mantenerse secreta, es cualquier cosa menos excitante”.

“Mi punto de vista de las sociedades secretas es que son como la cabina de primera clase de los aviones. Son realmente impresionantes hasta que te metes en ellas. Y luego, una vez que estás allí, es un poco aburrido”, dice Brooks.

“Para mí, para estar en una de estas organizaciones, debes tener una tolerancia muy alta al tedio, porque estés sentado ahí hablando, hablando y hablando. Usted no está recorriendo el mundo, está siendo gaseado”.

Asfixiado o no, el club de hombres blancos mejor conectado de los Estados Unidos, se ha metido a regañadientes en el siglo 21.

“Los Skull and Bones aprobaron por poco admitir mujeres”, dice Robbins. “El día antes en que se suponía que estas mujeres debían ser iniciadas, un grupo de Bonesmen, incluyendo a William F. Buckley, obtuvo una orden judicial para bloquear la iniciación, alegando que dejar entrar a las mujeres en la Tumba daría lugar a violaciones. Otra vez, más disputas legales. Finalmente, todo se redujo a una nueva votación, y las mujeres fueron admitidas e iniciadas”.

Pero, Skull & Bones tiene ahora a las mujeres, y se ha vuelto más multicultural.

“Cuenta con gays que recibieron los resultados del SAT, y gays que recibieron la straight A”, dice Brooks. “Tiene a negros que son presidentes de las asociaciones adecuadas. Son diferentes criterios. Más multicultural, pero sigue siendo una élite, una institución selectiva”.

A fin de cuentas, puede ser extraño, pero desde cierta perspectiva, ¿no es ofrecer algo de valor?

“Se toma a estos jóvenes luchadores, y se les pone dentro de ese extraño castillo. Ellos se abren las entrañas entre sí. Pero, también aprenden algo más de sí mismos. Adquieren un compromiso con todos los demás, adquieren un compromiso con la comunidad”, dice Brooks. “Y tal vez heredan algunos de los viejos ideales de servicio público que se han perdido en muchas otras partes del país”.

Acaso, esta relación, ¿en algunos casos es más fuerte que la familia o la fe?

“Completamente”, dice Robbins. “Sabes, ellos dicen que el lema de Yale es: “Por Dios, por la patria y por la Universidad de Yale”. Para los Skull and Bones, se nos antoja pensar que debe ser: “¡Y por los Skull and Bones!”.

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