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NOTICIAS | SOCIEDAD
La participación, es lo único que se requiere para el cambio. ¡Se parte de “eso” que hará del mundo un lugar mejor!
La participación, es lo único que se requiere para el cambio. ¡Se parte de “eso” que hará del mundo un lugar mejor!

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Existimos, en ciclos interminables de remolinos de tiempo, repitiendo de forma incesante los mismos patrones, maquillados con la modernidad en una sociedad, o “suciedad”, que se asienta en la Esclavitud. 

En la antigüedad, fueron las “castas”, que todavía tiñen nuestra cultura con el tinte de la separación. Ahora, son la “Elite y el Tercer Mundo”. Y así, la Esclavitud Económica ha pasado a ser parte “de nuestra vida diaria”, como “un problema” que “no tiene solución”. Y, ésto, lo piensa una gran mayoría de personas. Todos, creen que “no existe una solución factible”, es como si estuvieran enfermos de “apatía” y quisieran seguir en sus claustros.

Uno de sus capítulos más amargos, que no ha empezado a cerrarse sino apenas en los últimos dos siglos, son las imágenes brutales de hombres de piel oscura, trasladados de una forma inhumana de un continente a otro, encadenados como bestias.

Son situaciones muy terribles, que hoy consideramos erradicadas gracias al movimiento abolicionista que culminó con la firma de la “Convención sobre la Esclavitud” en los años 20 del siglo pasado.

Este documento define la esclavitud, en su artículo primero, como aquel estado o condición de un individuo sobre el cual se ejercen los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos. La trata de esclavos abarca todo acto de captura, adquisición o cesión de un individuo para venderlo o cambiarlo; todo acto de cesión por compraventa o cambio de un esclavo, adquirido para venderlo o cambiarlo, y en general todo acto de comercio o de transporte de esclavos.

Las partes que la han firmado, se han obligado a prevenir y reprimir la trata de esclavos; así como a procurar, tan pronto como sea posible, la total supresión de la esclavitud en todas sus formas.

Sin embargo, aunque esas formas tradicionales de esclavitud son parte de la historia, el fenómeno persiste, se ha modernizado.

Hoy en día, nuevas formas de esclavitud mantienen a millones de personas en condiciones de sujeción que niegan igualmente su dignidad, suprimen su libertad y las reducen en los casos más extremos a la condición de objetos o mercancías.

Hablamos, en principio, de la trata de seres humanos, de la explotación sexual y laboral. Actividades criminales que sin duda resultan de la mayor preocupación. Sin embargo, hay que observar que junto a estas conductas existe también una forma sofisticada de servidumbre contemporánea: la dependencia económica.

A lo ancho de todo el orbe, particularmente en naciones donde la mayoría de la población padece pobreza y marginación, la sujeción por razones económicas es también una manera de vulnerar los derechos humanos.

Esta esclavitud derivada de la falta de recursos necesarios para la subsistencia, agravada por la ignorancia de sus víctimas, debe ser también motivo de atención, sobre todo porque, en muchos casos, se lleva a cabo al amparo de órdenes jurídicos inequitativos, que favorecen a los poderosos, a quienes detentan la riqueza, circunstancia que la convierte en algo difícil de superar.

Frente a estas manifestaciones modernas de la servidumbre por razones económicas, frente a esta esclavitud que se establece bajo un derecho positivo injusto, la única salida es rencontrar alternativas de justicia, aspirar a la realización de los altos valores que deben fundamentar el orden jurídico.

Para esto es necesario distinguir entre la forma y la esencia. Cuando las normas posibiliten la explotación de los sectores vulnerables de la sociedad, de los seres humanos en condiciones de pauperismo, debemos superar la esclavitud del derecho y aspirar a la justicia, buscar fórmulas para realizarla en nuestras sociedades

A estas alturas no se trata de convencer o adoctrinar sino de Ver la Realidad que hemos Creado y  entonces participar en la investigación de soluciones que sean prácticas y que sean de beneficio para Todos por Igual.

La “realidad” inmediata, entonces, es que cada vez hay más billones de personas que no cuentan con 3 comidas al día, muchos de ellos niños, personas que no tienen un techo seguro y viven en asentamientos donde los terrenos no son seguros ya que son los primeros que sufren cuando llegan las lluvias con los deslaves o que viven en casas con techos de lámina o de cartón.

Personas que no tienen electricidad, agua o los servicios sanitarios adecuados y que no cuentan con apoyo médico ni una educación digna. ¡Es sabido que un niño con el estómago vacío no aprende!  

Lo más seguro es que estás personas estén en el escalón más bajo de la esclavitud, donde son abusadas, laboralmente y socialmente, y que solamente ganan unas pocas monedas con las que llevarse un bocado al día y que pasan hambre la mayor parte del tiempo.

La pobreza y la esclavitud económica jamás serán erradicadas, porque son un “mal” conveniente para las corporaciones que usan la mano de obra barata que ellos aportan, y son un “mal” conveniente para los consumidores que consiguen los productos más baratos.

Son “necesarios” para el tipo de economía que hemos permitido hasta el día de hoy. En donde los ricos y sus allegados disfrutan una vida de placeres, mientras que los que viven una esclavitud económica jamás reciben los beneficios de su esfuerzo. 

¿Son la pobreza y la esclavitud económica un “mal” conveniente para las religiones? Como, por ejemplo, el catolicismo, que usa la fachada de dar consuelo a los pobres y abre las puertas de las iglesias para que los “fieles” recen y pidan ayuda para sacar adelante a su familia, manteniéndolos engañados con un “dios fantasma” que nunca ha hecho acto de presencia con soluciones prácticas para que, mínimo, todos en el planeta tuvieran un plato de comida cada día. Así, este sistema jamás aportará la solución.

Pero, ¿cómo sería este mundo sin la Esclavitud Económica?

Existe una posibilidad. Quizá no pase de ser una utopía. Pero, realmente existe. Se llama: Ingreso Básico Otorgado, BIG, por sus siglas en ingles. Es un sistema que ya se ha comprobado que funciona y que puede ser implementado a nivel mundial para aliviar el sufrimiento de billones de personas, que contarán con el ingreso básico necesario para cambiar sus vidas, ya sea consiguiendo alimentos, medicina, electricidad, dejar de vivir en condiciones de hacinamiento, conseguir educación o generar sus propios empleos.

Los recursos desperdiciados en la guerra, como en tantas otras actividades inútiles, pueden cambiar y dignificar la vida de billones de personas.

De hecho, la población de un país tan ordenado y monetariamente solvente, como Suiza, se está organizando para organizar un referéndum en el que votarán si se implanta una renta básica para todos sus ciudadanos, para toda la vida. ¿Por qué no seguir su ejemplo?

Pero, ¿que se requiere para ello? Tu participación. Si, que todos nos involucremos en ello. Que dejemos el apoltronamiento y nos comprometamos con el futuro. Participación, eso es lo único que se requiere para hacer posible el Ingreso Básico Otorgado, como un preámbulo a un cambio total dentro de en un Sistema de Igualdad Monetaria para el año 2020.

Busca, infórmate, involúcrate. Participa en los movimientos que quieren cambiar el mundo. ¡Se parte de “eso” que convertirá este mundo en un lugar mejor para todos!

Actualizado el 03 de abril de 2016
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