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Mijaíl Bakunin: Si dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer
Mijaíl Bakunin: “Si dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer”

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El ateísmo es, en un sentido amplio, la no creencia en deidades u otros seres sobrenaturales. En un sentido más estricto, el ateísmo es la posición que sostiene la inexistencia de deidades. Algunos la definen como una doctrina o posición que rechaza el teísmo, que en su forma más general es la creencia en la existencia de, al menos, una deidad.

Probablemente el ateísmo haya existido desde el origen de las creencias teístas, ya que es difícil que la totalidad de los miembros de una sociedad compartan su pensamiento religioso. A lo largo de la historia, las opiniones teístas ligadas a la religión han tenido generalmente una posición predominante en todas las sociedades.

Los oponentes de estas posturas no han tenido siempre la oportunidad de expresar sus puntos de vista en público debido a fenómenos de persecución tales como la caza de brujas o la Inquisición en la Europa cristiana de la Edad Moderna. Por eso en distintos momentos históricos, es raro encontrar puntos de vista ateístas en manuscritos u otros referentes históricos.

Dos investigadores de la Universidad de Tennessee descubrieron que entre los ateos y los agnósticos, hay desde activistas antirreligiosos hasta no creyentes que, sin embargo, cumplen ciertos ritos religiosos.

“La idea principal, en el común de las personas, es que la comunidad de no creyentes es ontológicamente muy diversa”, escribieron los doctorandos Christopher Silver y Thomas Coleman.

“Estas categorías son un primer acercamiento al tema”, le dijo Silver al sitio Raw Story. “En 30 años podría haber una clasificación de 32 tipos”, agregó.

Silver y Coleman establecieron sus seis categorías de no creyentes después de entrevistar a un grupo de personas utilizados como muestra.

 

1 - Ateo/agnóstico intelectual:

 

Este tipo de no creyente busca información y estimulación intelectual sobre el ateísmo. Les gusta debatir y argumentar, sobre todo en sitios populares de Internet.

 

Suelen ser versados en libros y artículos sobre religión y ateísmo y tienden a citar estas obras con frecuencia.

 

2 - Activista:

 

A esta clase de ateos y agnósticos no les basta con no creer en Dios; quieren decirle al resto por qué rechazan la religión y por qué creen que la sociedad estaría mucho mejor si todos siguiéramos su ejemplo.

 

Tienden a pronunciarse sobre causas políticas "enaltecedoras", como los derechos de los homosexuales, el feminismo, el medio ambiente y la protección animal.

 

3 - Agnóstico buscador:

 

Este grupo está conformado por personas que no dudan de la existencia de Dios pero tienen una mente abierta y reconocen los límites del conocimiento y la experiencia de los seres humanos.

Silver y Coleman sostienen que el grupo está formado por personas que suelen cuestionar sus propias creencias y que “no mantienen una posición ideológica firme”.

Esto no significa que estén confundidos, dicen los investigadores, sino que tienden a abrazar la incertidumbre.

 

4 - Antiteísta:

 

Este grupo manifiesta su oposición a la religión y a las creencias religiosas, generalmente posicionándose como “diametralmente opuestos a la ideología religiosa”, explican Silver y Coleman.

“Los antiteístas observan la religión como ignorancia y creen que cualquier individuo o institución asociada a ella es retrógrado o perjudicial para la sociedad”, escribieron los investigadores. “El antiteísta tiene un entendimiento claro (y en su visión, superior) de las limitaciones y el peligro de las religiones”, agregan.

Estas personas son francas, fieles y, en ocasiones, beligerantes sobre su posición. Creen que “las evidentes falacias de la religión deberían ser abordadas agresivamente”.

 

5 - No teísta:

 

El grupo más pequeño de estos seis es el de los no teístas, personas que no se involucran ni con la religión ni con la antirreligión.

Puede tratarse en algunos casos de apatía o desinterés.

“Un no teísta no se preocupa por la religión”, dicen los autores. “La religión no juega ningún papel en su conciencia o cosmovisión y no tiene ningún interés en el movimiento ateísta o agnóstico”, añaden.

“Sencillamente no creen y su falta de fe se traduce en una ausencia de la religión en cualquiera de sus formas”, explican Silver y Coleman.

 

6 - Ateo ritual:

 

No creen en Dios, no se involucran con la religión y suelen pensar que no hay vida después de la muerte, pero esta clase de no creyentes adhiere a las enseñanzas de algunas tradiciones religiosas.

“Las entienden más como enseñanzas religiosas sobre cómo vivir y alcanzar la felicidad que como un camino a la liberación trascendente”, escribieron. “Por ejemplo, estos individuos pueden participar en ritos específicos, ceremonias, oportunidades musicales, meditación, clases de yoga o festividades”, indican.

Para varios de estos no creyentes, su participación en estos ritos puede explicarse en tradiciones familiares. Para otros, se trata de una conexión personal con el “profundo simbolismo” inherente a los ritos, creencias o ceremonias religiosas, aseguran los investigadores.

El teísmo condena por lo general al ateísmo como inmoral, por no aceptar el fundamento de la moral teísta: los mandatos morales de la divinidad. A esta condena los ateos argumentan que a menudo la moral humanista supera en inteligencia, racionalidad y lógica a la religiosa.

Algunos teístas consideran al ateísta incapaz de integrarse correctamente a la sociedad, por no someterse a los mismos principios morales que comparte la mayoría teísta, o incluso por el hecho de no creer; las personas ateas afirman que esta postura es fruto de una actitud intolerante y que la moralidad teísta no fue correctamente razonada.

Los ateístas rechazan las acusaciones teístas, y consideran que su propia moralidad es de carácter generalmente racional y humanista, y que es más válida que la moralidad teísta por no estar basada en la simple obediencia y en tradiciones consideradas a menudo absurdas y en algunos casos hasta necias para la persona culta.

Analizando una serie de estudios previos, en 2009 el sociólogo estadounidense Phil Zuckerman no sólo comenta que numerosos autores señalan que los ateos tienen un sentido de la moralidad y de la justicia social tan definido como los creyentes, sino que afirma que las personas ateas y los partidarios de la laicidad tienen un sentido más profundo y más ético de la justicia social.

En Estados Unidos, los estados con mayor porcentaje de ateos tienen una tasa de criminalidad más baja, mientras que se cometen más crímenes y delitos en los estados donde la fe religiosa es más extendida. Según los estudios citados, los ateos se muestran más tolerantes hacia las mujeres y los homosexuales, son menos racistas y tienen menos casos de maltrato a los niños y una menor población reclusa. Por otra parte, el ateísmo y el laicismo coinciden con niveles de estudios más altos.

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