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Un monolito del “Calendario de Adán”, ruinas que podrían ser la prueba de que África es la cuna de la humanidad
Las ruinas que Tellinger estudió, están compuestas por miles de estructuras que se distribuyen en una gran área

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Arqueólogos e historiadores siempre han mantenido que el pueblo más antiguo, que ha existido sobre la faz de la tierra, fue el pueblo sumerio. Aproximadamente unos 4.000 años antes de Cristo. Pero, un estudio a fondo, de un sitio arqueológico de Sudáfrica, podría poner en peligro la historia tal y como la conocemos.

Gracias al investigador sudafricano, Michael Tellinger, y a su colaborador, Johan Heine, se descubrió que las ruinas de una primitiva civilización aún desconocida podrían ser mucho más antiguas de lo que en un principio se pudo imaginar.

Según las estimaciones manejadas por el arqueólogo, se trataría de una gran ciudad, con una superficie de unos 35.000 kilómetros cuadrados, y con una antigüedad calculada entre 160.000 y 200.000 años.

El lugar habría sido muy rico en minas de oro, lo que da por sentado que se trataría de una antigua población de perfil minero. Características que mantienen un punto en común con la historia narrada por las tablillas de origen sumerio. De hecho, el célebre Zacharia Sitchin, tradujo una de ellas, en la que se describe como la gente que venía de los cielos, los Anunnaki, también fundaron una gran ciudad, en el territorio que ocupa la actual Sudáfrica, con el fin de trabajar en la extracción de oro.

“Tenían que construir un sarcófago de oro para proteger su atmósfera, que se hallaba en peligro. La ciencia oficial siempre ha especulado con lo que se narra en las tablillas sumerias y, ahora, aparece una gran ciudad antigua justo en el lugar descrito por las mismas”, comenta Tellinger.

Todo esto, hace recordar a la ciudad de Troya, considerada por siglos una leyenda, descrita por Homero, hasta el día en que el arqueólogo alemán, Schliemann Heirich, descubrió que la ciudad realmente había existido.

“Es hora de que la ciencia se deshaga de su arrogancia y gran ceguera y que se dedique a realizar más investigaciones sobre el legado lo que los antiguos nos han dejado, porque ahí es donde radica nuestra verdadera historia”, insta el arqueólogo sudafricano.

“Otros restos de edificios, de forma circular, también fueron descubiertos en un lugar donde surgen menhires, que siguen unas las líneas muy precisas, alineadas con la salida y la puesta de sol”, explica Tellinger.

“A esta formación se le conoce como el “Calendario de Adán”. En un análisis más detallado, se encontraron tres menhires que parecen estar alineados con el patrón seguido por las tres estrellas que conforman el cinturón de Orión y, gracias a esto, podemos determinar la datación del sitio. Pero, hay un aspecto que nos gustaría destacar de estas construcciones, la similitud con otros sitios neurálgicos, muy antiguos, presentes en Cerdeña”. ¿Extraña coincidencia?

Tellinger discurre en su estudio sobre las antiguas ruinas, en el extremo sur de África, que las mismas estarían asociadas con una civilización alienígena perdida. Según su opinión, esta ciudad fue construida allí hace más de 200.000 años, cuando los Anunnaki vinieron a extraer oro a la región.

Las ruinas que Tellinger estudió, junto con Johan Heine, están compuestas por miles de estructuras de piedra que se distribuyen en una gran área. Las estructuras muestran una antigüedad extrema, por sus niveles de erosión y el desarrollo de la pátina NDB, que se produce por el resultado de la migración a la superficie de los distintos componentes de la roca. La más conocida es la pátina de pequeñísimas partículas de vidrio, que se forma sobre la piedra caliza por la migración de sales de calcio desde el interior y hacia el exterior de la piedra, y luego mediante la formación de calcita en la superficie.

“Cabe recordar que, los Anunnaki, trataron vanamente de utilizar la genética humana para crear a sus hijos”, explica Tellinger, haciendo referencia a la obra de Zacharia Sitchin. “A través de las ruinas, se pueden apreciar ciertas estructuras hexagonales, anidadas dentro de otras, con apariencia de panales, que podrían haber servido como contenedores de clonación”. Además, sugiere, “muchas de las estructuras de piedra que contienen cuarzo, se utilizaron como sistema de energía para estas grandes colonias”.

Mediante el estudio de fotografías aéreas de la zona, Tellinger determinó que había tres grandes ciudades de unos 100 kilómetros de diámetro. Una de las cuales, incluiría el “Gran Zimbabue”, que es un conjunto de ruinas de una antigua ciudad del África meridional, que se encuentra a quince kilómetros al sur de la ciudad de Masvingo, al sur de Zimbabue. Una vez, fueron el centro de un vasto territorio conocido con el nombre de “Monomotapa” o “Munhumutapa”, un imperio que abarcaba los territorios del actual Zimbabue, que tomó su nombre de la ciudad, y “Mozambique Zimbabue”, que proviene de “Ziimba Remabwe”, que son palabras Shona, del dialecto ChiKaranga, que significan “la casa grande de piedra”.

“El sitio, es también el lugar de nacimiento de la moderna Zimbabue, donde la famosa ave Zimbabue, el símbolo nacional del país del mismo nombre, fue descubierta”. Entre las ruinas, se pueden ver una de las primeras pirámides y los detalles tallados en la piedra, incluyen el símbolo Ankh. “Usado miles de años antes de que los egipcios lo hicieran”, comenta Tellinger.

El calendario, describe un círculo similar al de otra célebre formación pétrea, el círculo de Stonehenge. Pero, le precede en miles de años. Y este, al igual que el Gran Zimbabue, está construido, exactamente, sobre el mismo meridiano en que se ubica la Gran Pirámide de Giza. En cuanto a su forma, se dice que este megalito, alineado con el solsticio de invierno, se asemeja a la cabeza del halcón Horus y de las aves, presentes en las ruinas del Gran Zimbabue.

La edad del calendario de Mpumalanga, estaría datada en unos 75.000 años, lo que lo convertiría en el círculo de piedra más antiguo del mundo y, por ende, el Calendario de Adán, sería la estructura conocida más antigua hecha por manos humanas. Más allá de las pirámides de Giza. El descubrimiento se remonta a 2003, cuando un piloto sobrevoló la zona en la búsqueda del avión de un colega, que se había estrellado.

“Algunos académicos dudan que estas estructuras fueran construidas por manos humanas”, comenta. Aunque un nutrido grupo de geólogos, arqueólogos y astrólogos, piensan que podría tratarse de algo aún más asombroso. Algunos piensan que la ciudad ya existía, en la era en la que los seres humanos comenzaban a pintar las cavernas e iniciaban su migración de Europa a Asia, hace unos 60 o 70 mil años atrás.

“Los monolitos están situados con una ordenación geométrica precisa y están alineados perfectamente con los distintos puntos cardinales”, explica Tellinger. “Hay 200 mil piedras que dan testimonio de aquellos que fueron a extraer oro allí, durante miles de años. Aun se pueden hallar restos de viviendas, fortalezas, templos, sistemas de riego, terrazas agrícolas y antiguos caminos. Visible a cientos de kilómetros, la estructura de una antigua calzada conecta casi todas las ruinas. Esta colonia, fue el hogar de una antigua civilización avanzada, que incluía la construcción de vías de transporte”.

Mejor conocido por sus libros “Especies esclavas de los dioses: La historia secreta de los Anunnaki y su misión en la Tierra” y los “Templos de los dioses africanos”, títulos producto de los más de 25 años de investigación sobre el trabajo de Zacharia Sitchin, el arqueólogo explica que el “Calendario de Adán” es el hito más importante de entre estas ruinas. Ya que, debido a su antigüedad, “representaría la primera prueba, realmente tangible, de que el sur de África es realmente la cuna de la humanidad”.

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